Flores nº21 Colección Leonardo

Viciana Editorial
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9788881721207
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Flores de colección Leonardo.

De la pintura al óleo hemos hablando en el cuaderno nº7 (Desnudos), trazando un poco la historia de esta técnica e indicando las característica que, aun hoy, hace que sea la preferida de casi todos los artista, también se especificaban, dedicando al principiante, el mínimo de material y enseres necesarios. Dichas introducción aparece idéntica en el cuaderno nº17, dedicado a los paisajes, pues se ha considerado que la menor dificultad intrínseca del paisaje con respecto al desnudo, habría llevado a elegir, al menos en principio, el nº17. Para no repetirnos de nuevo, aconsejamos al interesado la consulta de los cuadernos mencionados, cuyos argumentos ampliamos aquí, simplemente para completarlos. Aunque sea brevemente, nos interesa tratar un tema que hasta ahora, por razones de espacio, se había dejado de lado, es decir:

  • Disolventes y barnices
  • Técnica de la pintura al óleo

No nos cansaremos nunca de repetir que el dibujo es la base de todas las artes visivas, y que no existe pintor que no sienta la necesidad de continuar siempre dibujando; lo hacia cotidianamente Leonardo y lo hizo hasta el último día de su vida Picasso. Es por esto que nosotros dedicamos siempre mucho espacio al dibujo, tratando de presentarlo no sólo como preparación al cuadro, sino como medio de expresión autónomo y por sí mismo perfecto. Composición, relaciones de dimensión entre volumen y vacios, proporciones, equilibrio de la perspectiva, etc., todo depende de un buen dibujo; y este buen dibujo, a su vez, depende de la sensibilidad de quien se dedica a él, pero también depende mucho de la práctica. Los ejemplos de dibujo que parecen en estas páginas ejemplifican el uso del carboncillo más o menos duro (lápiz-carboncillo) y del lápiz graso (lápiz ceroso más bien tierno). Como papel, ha que usar el papel de dibujo semiliso o, a veces, como en el dibujo realizado con lápiz graso, completamente liso. El lápiz debe tener buena punta, de manera que se puedan delinear las formas con un trazo ligero pero nítido, lo más continuo posible y de intensidad constate. A medida que se procede y se empieza con los claroscuros, hay que aprovechar la redondez y el grosor de la punta para obtener efectos más intensos, llegando incluso a poner el lápiz muy inclinado y –si se quiere- casi acostado sobre la hoja. Un principio del que aconsejamos vivamente no alejarse nunca, es el de obtener siempre todos los efectos con trazos breves, de no dejarse tentar por la fusión con difuminador o con los dedos: la labor tendrá así más “carácter” y mantendrá más fácilmente la sensación de frescura. Digamos también, para animar al principiante a ejercitarse en el dibujo que al hacerlo no solo acostumbra al ojo y la mano a adueñarse de las formas en cuanto tales, sino que habitúa poco a poco a captar y expresar la plasticidad de las mimas, los volúmenes, lo valores del modelado. Esto vale en particular para las flores, que en definitiva no son tan fáciles de dibujar “bien” como podría parecer a primera vista. 

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MarcaViciana Editorial
Atributo_CintaNo Ribbon
MateriaFlores
IdiomaEspañol
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