Paisaje Veneciano nº14 Colección Leonardo

Viciana Editorial
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Paisaje veneciano de colección Leonardo.

La colección Leonardo se propone ofrecer a todos una importante ocasión que no hay que desaprovechar: la de progresar en el dibujo y la pintura, adueñándose gradualmente de uno de los medios de expresión más fascinantes. Estaos convencidos de que todos tenemos la posibilidad de llegar a resultados por lo menos satisfactorios en este campo, mientras que por lo general son pocos los que tienen la oportunidad de dedicarse a él. Es una opinión difundida la de que para pintar se requieran dotes innatas y excepcionales, pues enseguida se piensa en el gran Artista, el Genio de la pintura. Pensemos, sin embargo, en la gran naturalidad con la que los niños dibujan y pintan, haciéndolo incluso antes de haber aprendido a leer y escribir. Lo que queremos decir es que el deseo y la posibilidad de definir y hacer participes a los demás de las propias experiencias visivas existe den todos nosotros, y que forma parte de un instinto presente y activo desde los tiempos más remotos. 

En realidad, el dibujo y la pintura precedieron con mucho a la invención de la escritura alfabética, que deriva de la evolución de sistemas pictográficos e ideográficos que se remontan a poco menos de 6000 años atrás: nos lo demuestran las obras, mucho más antiguas, el hombre de las cavernas esparcidas en diversos lugares de Europa y el África mediterránea. 

Ciento dieciocho islas, ciento sesenta canales, cuatrocientos puentes, pocos pero suficientes datos para caracterizar a una ciudad que ha alimentado siempre los sueños y las fantasías del imaginario colectivo, una ciudad que ha sido pintada, fotografiada, descrita, narrada, sin reservarse nunca completamente. En Venecia, ambiente natural y obras arquitectónicas se compenetran profundamente, se funden en una realidad única, creando una ciudad sin par, inconfundible. El aspecto de Venecia, que altera las habituales normas de urbanística y los más consolidados modos de vida, no es fruto de un desarrollo libre, sino que debe su razón de ser a los acontecimientos históricos. Los islotes y los terrenos anegadizos de la laguna eran entonces zonas lóbregas y traidoras, y precisamente por ellos constituían un refugio seguro. Entre los siglos V y VII d.C., las poblaciones de la tierra firma, presionadas por el avance de Visigodos, Hunos y sobre todo de Longobardos, se refugiaron en las islas laguneras. Al principio, las islas se sometieron a la autoridad bizantina, pero pronto consiguieron la autonomía. En el siglo IV, los habitantes de las islas establecieron su capital en la isla de Rialto, que se encontraba en una posición central más fácil de defender, y allí, en el siglo sucesivo, se formó el núcleo de la civitas, centro de las actividades económicas. La ciudad logró en poco tiempo una notable prosperidad económica debida a los tráficos mercantiles en el Mediterráneo. Los mercantes venecianos tenían el monopolio del Adriático, gozaban de privilegios en todo el imperio de Bizancio y el Oriente en general. De estos continuos intercambios con la cultura bizantina, el testimonio más ilustre es la basílica de San Marcos, cuyo esquema imita el de la iglesia de los Santos Apóstoles de Constantinopla. Con la participación en las cruzadas, Venecia amplió ulteriormente su área de influencia, y con la cuarta cruzada sus colonias comerciales se convirtieron en dominio territorial de la ciudad. En el siglo XV empezó también la expansión veneciana hacia la tierra firme, pero la rivalidad con Génova, la presión de los turcos en Oriente y la pérdida de importancia de la cuenca mediterránea, determinaron su decadencia. La república, a pesar de perder su posición hegemónica, mantuvo aun su independencia hasta 1797, año en que fue conquistada por Napoleón. Así, después de tanto siglos llenos de historia, podemos admirar en Venecia la casa bizantina, recubierta de frisos, de cornisas y de losas de mármol; la casa gótica con su patio de muro almenados y su portón marmóreo; la cada del Renacimiento; la del siglo XVI de estilo clasicista; la casa barroca y la casa neoclásica del 1700. Y con el crecimiento de la ciudad a lo largo de los siglos, creció también naturalmente le número de pintores, muchos de los cuáles famosos, que encontraron en Venecia un tema ideal para sus obras. Entre estos paisajistas, tanto italianos como extranjeros, destacamos Canaletto o Francesco Guardi. La variedad de estilos arquitectónicos y la riqueza de temas concentrados en un lugar único, constituyen sin duda algunos de los motivos que llevan a un dibujante o pintor a fijarse en Venecia: la ciudad se presenta como un gimnasio donde practicar el dibujo y la pintura de casas, palacios, torres, astillero, puentes, escalinatas, plazas grandes y péquelas, iglesias y basílicas de diferentes épocas. 

 

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